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La Fiesta

(Estas reflexiones son la continuación de la llamada “Todos nosotros somos de Maturín”)

Llegué con la información a mi hogar. Las condiciones eran que simples: debía tocar el vals para que la quinceañera bailara luego de su presentación en sociedad.  

Pensé que lo mas conveniente era que solo mi hija mayor me acompañase pues los gastos de tocador y trapos de ningún modo podía superar la barrera de los 100.000 Bs. es decir, 100 Bf.(Considere Ud. Estas reflexiones son la continuación de la llamada “Todos nosotros somos de Maturín”)

Llegué con la información a mi hogar. Las condiciones eran simples: debía tocar
De manera que mi hija mayor me acompañó, claro está que al tener esta la habilidad de ejecutar la flauta transversa ayudaría enormemente en el compromiso establecido.
Se llega la hora arribar al sitio del acontecimiento y al entrar al lugar percibo que somos los primeros en presentarse, eso me avergonzó un poco, pero luego se volcó a mi favor por los sucesos que posteriormente acontecieron. Habíamos acordado que alguien llevaría el piano pero a una hora antes de iniciarse el festejo, este brillaba por su ausencia, para ese entonces mi atuendo dominguero (el único que poseo en mi exiguo guardarropas) ya estaba sudado y arrugado de tanta actividad previa inicio del convite (dedúzcase: trabajo de obrero): arreglé mesas, dispuse sillas, ayude al sonidista a hacer su trabajo pues este no conocía nada del asunto, moví unas cajas de cervezas de un inadecuado lugar en el cual yacían, todo esto a escondidas de mi heredera para que no se abochornara de su padre; pero eso sí, lo hice con dignidad e hidalguía porque “el trabajo dignifica”… y la corrupción también, para evitar malos entendidos.
Una persona anunció el inicio del baile del padre con la princesa y yo no había colocado la partitura en mi desvencijado atril, lo hice cuando logré salir de mi estupor solo al escuchar a lo lejos la tenue voz de mi hija diciendo ¡papá, papá!, iniciamos la pieza. A decir verdad no salió tan bien pues no nos esforzamos demasiado pero todo el mundo exclamó ¡Que bello, que hermoso! y yo quise creer que era halagando nuestra interpretación, pero hay algo que me inquieta: Tal vez sean cosas mías pero noto que cuando danzan los valses en las fiestas, lo que menos hacen es llevar el ritmo acompasado de las olas del mar que Strauss magistralmente inmortalizó en el Danubio Azul. La danza del vals es algo sublime. Hace poco vi en "cable" una final de baile y uno de los géneros era este. La mujer siempre elegantemente trajeada se deja llevar como la hoja por viento, casi sus pies no tocan el suelo, pareciera que se deslizaba en el tiempo, con su cabeza atrás sin mirar a quien la conduce con firmeza y varonil elegancia, la sonrisa es el asomo del placer intimo que le produce la danza tras los pasos suaves, rigurosos y precisos en los fuertes brazos del varonil de negro quien le lleva con la delicadeza como si estuviese a punto de derramar un alijo de diamantes cubriendo todo el hall. Pero ese no fue el valse que vi esa noche.
Sentí orgullo de mi niña colocando ante si la obra musical en su atril, comienzo los primeros compases del arreglo de “Dama Antañona” al piano. Mi pequeña da inicio a su interpretación luego del intro y todos dicen: “Que lindo, que bello”. Sale la princesa al centro de la pista y el sublime vals se convirtió en una licuefacción de algo tan indefinido que aún me es comprometido categorizar. Los bailarines aceleraban tanto el paso del ritmo que el maravilloso Chopin no hubiese logrado llevar su ritmo ni aun con su magistral "Minute Waltz" (Vals del Minuto) ejecutado en veinte segundos. De modo que mientras tratábamos de ejecutar la “Dama Antañona” ellos convirtieron la bella danza de vals a una fusión de jarabe tapatío, tango, mazurca y joropo con vallenato… ¡y en movimiento Accelerando! Mi hija y quien les escribe tuvimos que echar mano de las habilidades que teníamos y de las que no también, para ir al compás de lo que ellos bailaban ejecutando así la pieza a tiempo de “El diablo suelto” o el “Curruchá” que interpretó el maestro Sevillano en sus mocedades. Mi pobre niña de tanto soplar el instrumento terminó mas despeinada que Dudamel. Lo repetimos como doscientas veces porque aquel baile se alargó mas que un “Miss Venezuela” Fue en ese instante que autocuestioné mi presencia en el lugar. Al terminar el cansancio no nos dejaba hablar.
Lo que sigue a continuación “no es material apto para menores de edad y solo debe ser presenciado por menores bajo la supervisión de padres madres o representantes”, tal como lo establece la ley RESORTE.
En el pequeño cubículo donde hace unos momentos atrás la debutante “bailara” con su padre, ahora ya apagadas las luces, el ambiente festivo se hizo sentir. El Disc-man por fin dio con el género infra-musical que los mancebos atiborrándose de lúpulo anhelaban oír para animarse y dirigirse al cubicuelo ahora mas parecido a un cuchitril de carretera en donde –concluyo- bailarían. Las multicolores y estroboscópicas luces distorsionaban los movimientos de los danzantes haciéndoles parecer petrificados en un microsegundo hasta que otro destello los muestra en otra posición distinta creando un sin fin de efigies azuladas que tanto agradan a los jóvenes. Las niñas bailan al sugerente y lascivo ritmo del reggaeton y los jóvenes… agarran lo que pueden. En ese momento todo lo que echa sangre es cacería.
Tal vez sea un anticuado pero en mi pellejo no podría resistir ver con cara de complacencia infinita y éxtasis supremo a un mico reggaetonista infiltrándole las manos a una de mis niñas por toda su anatomía que durante años han mantenido suficientemente mi economía en condiciones de precariedad, menos aun si mencionamos las prácticas del “perreo” y el “sandungueo”. A aquella altura de la fiesta, las inocentes niñas al son del primitivo zumbido, se colocan de espaldas al excitado mancebo y le ofrece a este por encima de su breve falda, el pueril trasero dando pequeños saltos muy similares a los espasmos… que ustedes bien conocen; el mozalbete le acerca su pelvis y aunque algunas veces con las manos en alto como diciendo “yo no toqué nada”, roza reiterativamente su indisimulable erectitud contra el impúber derrier de la adolescente que “inocentemente” prosigue con sus luxaciones y temblores. La madre orgullosa observa el espectáculo y expresa- Ellos se conocen desde niños, son casi como hermanos- tratando de explicar el simulado coito- ¡Fíjate, el hermano está con ellos!- ¡¡¡Claro que esta con ellos!!! Le está haciendo peores cosas a otra “casi-hermana”. Lo mas curioso es que cuando finaliza el rítmico ronroneo el movimiento no cesa, el manoseo prosigue y la fingida cópula no se detiene.- ¡La fiesta esta buena, los muchachos quieren seguir bailando!- vocifera la orgullosa madre. Cuando el arritmado ruido prosigue el mocerío altamente estimulado ni cayó en cuenta de que cabriolearon sin música por casi dos minutos. Aquello era una confusión de brazos, sudor, manoseos y otros resultados de estímulos que ya mencioné. Un joven en particular llama mi atención pues muestra cara de descomposición estomacal, se inclina un poco hacia adelante y detiene su movimiento, pensando que estoy en presencia de un colapso por deshidratación debido al continuo movimientos de los danzantes, echo mano de mi móvil presto a marcar los números de emergencia (siempre lo he querido hacer), aguardo… El joven da la espalda a su reciente pareja quien muestra un semblante de deleite supremo sin pausar la antropoide danza. Sigo la escena pensando en la salud del joven y noto que susurra algo al oído de la chica, quien por lo visto ni reparó lo dicho y volteó a mostrarle su trasero, el joven se dirige al lugar de los sanitarios caminando como quien tiene pantalones de blue jeans almidonados y fuera del haz estroboscópico puedo apreciar claramente la viscosa mancha que a la altura de sus venéreos se filtra fuera de sus blancos calzones. La inocente, queda bailando sola pero no por mucho tiempo; un moreno bien formado con unos pantalones siete tallas mas grande de que es normal usar, toma el lugar de nuestro precoz amigo y el inocente y familiar baile entre los casi hermanos, se sucede a medida que entra la noche.
A todas estas ¿Dónde está mi niña? ¡¡¡Misericordia!!! Es el grito que no logra salir de mis labios. Solo ruego que esta no haya visto lo mismo que yo. ¡¡No la veo!! La busco inútilmente con la mirada entre los convidados. Empiezo a preocuparme. Mi pulso se acelera, mi imaginación vuela. ¡¡¡¡Cuando la encuentre la voy a matar con mis propias manos!!!!- pienso en un repentino ataque de ira solo de imaginar verla involucrada en una escena similar a la que les comparto. Cuando mi determinación deja de ser palabras y me levanto a buscarla dispuesto a todo, vibra mi celular -Papito, ¿Donde estás? La sangre empieza a bajar de mi cabeza trato de controlar la respiración para bajar mi presión cuando veo a mi ángel acompañando a otra bella niña con su sonrisa bella y su flauta en la mano. Corro hacia ella y la abrazo fuertemente como si hubiese estado ausente durante meses. Mi control y circunspecta serenidad vuelven, al momento cuando anuncian por los altavoces que dentro de poco se iniciaría La Hora Loca. ¿Qué? Casi grito, ¿y que era esto que presencié hace un momento? ¿La hora de la sensatez y la cordura? Ciertamente no quiero conocer las actividades propias de la llamada Hora Loca, mejor es decir “aquí corrió que aquí…” se perdió. Hija esto no pinta nada bien, estos niños están libando grandes cantidades de alcohol sin supervisión alguna y además me parece un poco tarde. De manera que sin despedirme me dispuse a salir discretamente. ¡Profesor! Me llaman con insistencia, ¿Ya se va? Es que mañana tengo un compromiso muy temprano al cual no quiero faltar (Protocolo de excepción 13) A lo cual me retiré presuroso.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que ocurrencias! Esto me ha pasado como mil veces. Claro lo del reggaeton no pero eso de la fiesta. Insisto en que ers genial No dejes de escribirnos. Por aca en donde estoy la gente es tan fria que extraño el humor de mi Maracaibo y de mi tierra. Los musicos tenemos tanto que contar.Esperaré a la proxima
JHONNY N ha dicho que…
LAMENTABLEMENTE, ASI ESTA LA JUVENTUD... LA ADOLESCENCIA Y HASTA LOS NIÑOS SON PREPARADOS Y PRACTICAN EL REEGGETON.... AUNQUE CADA ÉPOCA TIENE SU MALICIA... RECUERDO QUE EN MIS AÑOS DE MOZO. SE IBA A LAS MINITECA (LA TIA SEGUNDA DECIA A SUS SOBRINAS: " ESAS MUCHACHAS SE LAS PASAN EN LA BIBLIOTECA Y DE NOCHE.."
PERO ES BUENO RECAPACITAR E INSTRUIR O INCULCAR EN NUESTROS HIJOS ESOS BUENOS HÁBITOS DE "OBSERVARLO TODO RETENED LO BUENO" O MEJOR ENSEÑARLES QUE ES LO QUE CONVIENE... YA QUE EL LIMITE ENTRE LO MALO Y LO BUENO SE HA TORNADO CONFUSO....

FELICITACIONES ESO ES LO COTIDIANO ESA ES LA REALIDAD ACTUAL DE NUETROS JÓVENES Y TU HACES UNA REFLEXIÓN UNA DENUNCIA QUE TODO PADRE DEBE CONOCER...
NATANAEL F
Unknown ha dicho que…
Que tremendo!!! Carlos que descripción más detallada y particular! Mientras leia me la pase imaginandote en el sitio tal cual... Más mi hermano asi esta el mundo... Dios en su gran misericordia guarde a nuestros hijos bajo su temor... Disfrute leer esta nota. Te felicito!!! Hasta la próxima!
Lana ha dicho que…
A pesar de que la situación que mencionas es alarmante, muchos o ven como normal y es lamentable; pero en cuanto al escrito me encanta tu forma de narrar, he reído demas, asi que me encantó. Espero seguir leyendo tus escritos.
Felicitaciones

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