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Mostrando entradas de 2014

Y llovía, Llovía.

Ayer en un conocido Mall de la ciudad fui testigo de un hecho, el cual obnubiló mi mente. Un joven caminaba con una gran y hermosa rosa natural de color rojo la cual sostenía con ambas manos mirándola fijamente. Y Llovía. Este se desplazaba tristemente distraído por el lugar, errático, solitario y taciturno. Pasó lentamente cerca de mi y de los que conmigo estaban como a quien le faltan las fuerzas para conducirse tomando asiento en un lugar cercano. Y Llovía... llovía. Mirab a la natural flor con tal tristeza y dolor tal vez en intento de extraer una respuesta mística a su dilema almático... y llovía... llovía... llovía. Observamos que hasta una lágrima se deslizaba por su pueril rostro. Y allí estábamos presenciando aquel desolador cuadro del joven con el corazón destrozado ante aquella flor que tal vez la mujer que amaba le despreció y con el cual la natura se solidarizaba... llovía. Quien sabe donde estaría ella en aquel momento... o si acaso conocería del afligir amoril que el

La Primera Tarea Para El Hogar

Hace pocas semanas el periodo de clases 2014-2015 de  educación inicial, básica y algunos diversificados (solo los de la educación privada de Venezuela) iniciaron sus actividades. Todos los educandos con la ya común ilusión del inicio del año escolar asisten ávidos del conocimiento por adquirir a objeto de vencer las sombras de la ignorancia y la mediocridad que sobreabunda en nuestros países del último mundo, los comunistoides del siglo 21. Luego de la jornada de regreso  al hogar todavía con la emoción en la piel revisamos los cuadernos y  hacemos la pregunta de rigor-¿Cuál tarea te pusieron hoy?- Damos una ojeada a lo que aquí designamos como el Diario Escolar, aquel cuaderno donde las maestras hacen escribir a los niños sus asignaciones para el hogar y para decir que lo revisan,  le colocan su firma de aprobación y hasta un sellito bien animado, pero no advierten los errores de ortografía que los educandos perpetran, no porque ellas no los noten, sino porque las maestras tamb

Yo bebo para...

Yo bebo para... Es triste. Durante un paseo obligatorio por los alrededores de mi residencia durante una lluviosa tarde del mes de Julio, estuve frente a un grupo de tugurios malolientes de esos que infectan la ciudad. Me vi absorto en cavilaciones intrascendentes que me invitaron a retomar mis malos escritos. En estos cuchitriles cerca de mi residencia, en una calle en la que antes era hasta agradable caminar de la mano con mi hija menor, cohabitan desdichados de toda especie, color, nacionalidad y de todo lo que aquí no connoto. Una calle llena de tarantines mefíticos con nombres tanto pintorescos como variados donde solo se expende un solo producto. La cerveza. La llamada “razón social” de estos antros es muy creativa: Creaciones…, Distribuidora…, Zapatería…, Peluquería…, Comercial…, Importadora…, en fin si esto tuviese alguna pizca de certidumbre sería hasta favorable tenerles allí, pero es del conocimiento de todo el mundo el grosero fingimiento de esta realidad. En