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El DVD

Hay algo que me persigue siempre, es el asunto sortario de que al adquirir algún lujo tecnológico, equipo, componente, repuesto o algo que de alguna manera se halle conectado a la tecnología, siempre, de alguna forma finalizo el día frustrado, de mal humor o abatido por no poder usar mi novedoso dispositivo nuevo el mismo día de comprado y debo esperar hasta el lunes o al día siguiente hábil  para devolverlo o hacer el reclamo pertinente a la garantía; pero este accionar solo funciona si el equipo es para mi uso o para alguien de mi entorno familiar para quien hago la adquisición; porque si es para terceros, el asunto resulta impecablemente perfecto, jamás asoma la sombra de un mal funcionamiento y hasta recibo halagos y agradecimientos por lo acertado de mi criterio al escoger la unidad obtenida.

Me encanta el olor de los equipos nuevos, aquel olor a plástico recién sacado y si traen aquel que tiene burbujitas de aire… es una delicia. Todo envueltito cuidadosamente ajustado en aquellas cajitas y animes con sus compartimientos tan precisamente diseñados que hacen  tan placentero el desempacar los artículos recién comprados. Esto me satisface a tal grado, que si al producto hay que revisarlo , a objeto de la garantía, exijo sin concesiones al dependiente que le sea reacomodado y embalado en su forma original, en la misma posición que dispusieron allá en Taiwan los fabricantes, solo para sufrir la consternación de que al llegar a casa, le hace falta a la unidad algún accesorio, o no es del modelo que solicité, o cualquier penoso adolecer de alguna de sus partes capitales para su correcto funcionamiento.

Pero aquella vez fue la excepción. Todo salio bien… hasta el último momento.

Hasta hace como un año, mas o menos, en lo que fue nuestra hermosa ciudad, existió una tienda llamada Blockbuster Video. Debido a la piratería, así como todas las disco tiendas de la ciudad, esta también cerro sus puertas por inventario y nunca mas, los que deseábamos ver una película original en casa, pudimos hacerlo pues no reabrió. Antes que este infortunado acontecimiento sucediera, era común que los fines de semana arrendáramos los enormes cassetes del formato VHS para llevarlos a casa y disfrutar sin sobresaltos de algún tiroteo en el cine, de un buen film en la tranquilidad del hogar. En mis frecuentes visitas al mencionado establecimiento, comencé a notar que los títulos de los llamados estrenos cada vez eran menos y al prestar un poco de atención percibí al mismo tiempo de esta notoria merma, que las repisas de una novedosa presentación de películas se incrementaban. Entonces díjeme:  Oh, "Yo", dentro de no mucho tiempo esta conformación  VHS será desplazada por el de DVD y ya no habrá titulos disponibles para alquilar en esta hechura, de manera pues, que es menester realizar una radical determinación con premura  y diligencia pues ya va avanzado este proceso.

Alquilé lo que sería por ultima vez los títulos seleccionados en VHS y los lleve a casa para compartir junto a la familia aquellos momentos de esparcimiento frente a la TV. En camino pensaba en todas las películas que había disfrutado en aquel formato: Benji, Rocki , Tiburon 1… la nostalgia me embargó. Al llegar, la familia alborozada salio a recibirme como siempre y en la puerta fui acogido, o mejor dicho, las películas y refrescos fueron recibidos, cada uno agarro sin escrupulosidad las películas, cotufas chucherías y refrescos y ni siquiera se percataron que yo había llegado aun cuando me las arrebataron de las manos.

Mi melancolía se dilató al introducir el cassette en el equipo de vhs situado bajo el televisor, con lagrimas contenidas observe como aquel fiel equipo succionaba ruidosamente la cinta y comenzaba su peculiar formalidad de arranque con sus acostumbrados chirridos y traqueteos internos. ¿Alguna vez alguien se ha pregunto la razón por la cual estos equipos hicieran tanto estrépito al iniciar la reproducción de una cinta? El fiel aparato no funcionaba bien, si queríamos ver una película a las ocho había que introducirle la cinta como a las cinco y media para que el arrancara a las ocho en puntico. Fue penoso verle hacer sus últimos esfuerzos solo para entretenernos, parecía  querer hablar y decirme que lo dejara cumplir con la misión que le fue encomendada hasta  fenecer, le di unas palmaditas y esto como que lo reanimo un poco debido a que de inmediato apareció la leyenda del FBI  en la pantalla azul advirtiendo lo de la piratería…

Pasados unos días un domingo a primera hora visité cierta tienda (lo único que esta abierto en POZ el domingo en la mañana) y al pasear por la sección de electrodomésticos, lo vi. Allí estaba con su enorme precio en oferta, en realidad no vi el equipo, vi la oferta. Es seguro que si pregunto por el aparato me dirán que ya se agotaron, ve y tómalo, es tuyo. Me acerqué con sigilo, vi hacia ambos lados y cual maestro de artes marciales a la velocidad del rayo me abalancé sobre el en un arrebato de ansiedad. La caja está cerrada, no lo han abierto. Y era tal mi dicha que en mi retirada vi un horno a Micro Ondas y también me lo llevé.

En la sala de la casa todo era un alborozo, nunca había comprado dos artefactos  al mismo tiempo.

Llego el momento, destapar mi unidad. Lenta y cuidadosamente cual cirujano me armé de mi cuchilla Stanley, que determino para estas acciones, y doy inicio al ritual. Con un preciso corte a los precintos adhesivos desprendo las tapas superiores y aun no encuentro la manera accesar al interior de la caja es mas complicado que el cubito aquel con cuadritos de colores que nunca pude ordenar, luego de varios intentos y ante el impaciente escrutinio de mis descendientes logro dar con la forma de destapar la caja contenedora y aperturo su interior. Animes, plásticos, bandas de goma  cables y nada de aparato, separadores, cuñas, mas anime, ya la caja va por la mitad, y el aparato nada que aparece. Otra bolsa con unas bolsitas pequeñitas que contienen granitos que traen todos estos equipos y nadie sabe para que sirven, un libro del tamaño de un diccionario Larousse , le echo una ojeada, esta en veintitrés idiomas y tres dialectos menos en castellano y del equipo, nada, empiezo a preocuparme. Introduzco mi mano y al apartar  un envoltorio hermoso en gran manera, siento el fresco metal que me indica la presencia del artefacto, sonrío lo extraigo y cual es mi sorpresa, no tiene peso. Liviano como una pluma, ligero como un papel y, para mi consternación, delgadito como una caja de fósforos. Los extraigo ante la impertinente interrupción continua de los que me observan y lo estudio profusamente. Esto es una maravilla tecnológica, pienso y sin salir de mi estupor me dirijo a la habitación donde esta la tele y en una pequeña procesión los presentes me acompañan, voy adelante con el equipo en mis manos extendidas muy cuidadosamente como si lo fuese a ofrecer en algún tipo de acto religioso. Sin leer el multilingüe manual trato de deducir dada mi vasta experiencia con equipos de audio y sonido profesional, el lugar  donde irían las conexiones necesarias para acoplarlo y hacerlo funcionar pero al mirarlo por su panel posterior me encuentro con una multitud de contactos que nunca antes en mi vida vi. Aquello parecía una central telefónica de tantas entradas y salidas que tenía. Busco los cables y allí está solo un cable con tres conexiones y el aparato contaba como con tres docenas de entradas. El cable tenia un terminal blanco, uno rojo y uno amarillo, deduzco que habrá en el panel tres contactos de los similares colores…Aquello era un arco iris de conexiones: rojos, verdes y azules, amarillos en todos sus matices y formas, negros y marrones. Daba gusto ver aquella variedad de colores alineaditos de par en par a lo largo de aquella sección. Busco el manual para tratar de ver los dibujitos y gráficos pero nada, entonces mi primogénito tan sabiondo en estos avíos y en su “dominio” del parlar anglo me indica con sobrada impaciencia cual contacto es el requerido para el brillante cable que quedó en mi mano. Conectado al receptor de TV encendemos el artilugio y un ¡AHHH! general se deja sentir en la callada habitación. No había notado en la inspección inicial que el delgadísimo equipo contaba con una pantalla que al conmutar el selector de encendido inmediatamente se iluminó con abundantes luces y variados colores, barras y jeroglíficos de toda índole

Aquello parecía un arbolito de navidad, yo estaba feliz por la cuestión pero en la pantalla de la tele… nada. Si hubiese sido por mi me  quedo viendo aquel juego de hermosas luces durante todo el día pero los padres somos incomprendidos por los hijos adolescentes. ¿y ahora que será? Fue la pregunta que lleno mis intrigas. Volteo el artificio por su parte frontal y noto que solo tiene dos botones: uno que decía Power y otro Open, pulso sin pensar el Open y casi pierdo un ojo porque de un sorprendente modo y sin anuncio previo saltó del sitio mas inesperado, una portezuela de la cual emergió con violencia inusitada una bandeja, que luego conocería que era donde debía ser colocado un pequeño disco, esta me golpeó en el arco superciliar izquierdo produciendo un leve hematoma. Luego de recuperarme, tanto del susto como de la herida infringida por el poco amigable equipo, aun con el pulso acelerado continuo la inspección solo para concluir que en verdad este no contaba con conmutadores adicionales para controlar las funciones del aparato fue entonces que con la mente calma alguien dice: Debe haber un control remoto. ¿Por que no se me ocurrió a mi? Vamos todos en procesión de regreso a la sala en busca de la caja que dábamos por vacía y allá, en lo mas profundo del ultimo receptáculo de la misma se encontraba la ultima bolsita que contenía el anhelado control. Como lo esperaba el control no tenia pilas En un hogar común debe haber una media de tres o cuatro aparatos de control remoto. Buscamos en todos y como era de esperase ninguna de las baterías  que tenían nuestros controles le calzaron a este nuevo y hubo que salir en pos de las pilas requeridas, resuelto aquel asunto ya no habría otra cosa que hacer sino sentarnos a ver las películas durante aquel soleado domingo pero cuando trato de manipular el control noto que este cuenta con mas botones que espacio donde ponerlos y con unas letras tan reducidas que no era posible leerlas ni con mi lupa de gran potencia. Los botoncillos estaban tan juntos que no era viable pulsar solamente  uno de manera que utilizando la punta de un tenedor fue que pude dominar este aterrador aditamento.

Encendemos el DVD, al igual que la tele y luego de casi llorar porque la tele mostraba solo estática, logramos hallar el canal de sintonía, gracias a la grandilocuente traducción del idioma catalán en la Larousse adjunto.

Al encender nuevamente los equipos, se ilumina la pantalla de nuestra TV y aparece el letrero inmenso que dice DVD, no podía contener tanta emoción ante tan bello logo. Aquel letrero flotaba mágicamente en la pantalla de mi TV y lo mas maravilloso es que al hacer contacto con el borde de la pantalla, este, el letrero, mutaba suavemente a otro calido color. Así estuvimos por largos minutos admirando el bello espectáculo. Al volver a lo que nos ocupaba y salir de la absorta admiración decidimos dar inicio a la sesión fílmica, entonces esta vez consciente de lo que iba a pasar presiono el botón de Open, mi rostro prudentemente a distancia de donde saldría la violenta bandeja,  sale de ipso facto el reluciente recipiente mas ahora dice en la pantalla de la TV “insert disk”, que maravilla, exclamo con admiración.

Todos me traducen en coro a gritos: ¡Que le pongas el CD! ¿Cual CD? ¡El de la película! me gritan mas fuerte…

Entonces caigo en cuenta de que no fui a Blockbuster a alquilar película alguna.

 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Haaaaaaaaaaayyyyyyyy.... q Esperaanzaaaa...!!!!....
jajajajaja.
Muy bueno pape... me rei mucho... =) ... te amo.
Estiwesti ha dicho que…
Muy bueno esto Carlos! Comiquisimo, ya me quede con ganas de leer los demas :) Mientras leia iba pensando que deberias ser un escritor freelance de un periodico local o alguna revista, serias buenisimo en eso! Que bueno leer esto y ver que no has cambiado nada, jaja, sigues siendo la misma persona inteligente, comica y ocurrente que conoci, que bueno :)

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